lunes, 25 de noviembre de 2013

El Madrid olvidado

Dos formas de ver el Monasterio del Escorial.
Tras preparar todo lo necesario con esos nervios típicos que siempre me aparecen cuando viajo, en torno a las 10 de la mañana, llegué a la estación de Príncipe Pío sin conocer aún mi destino (se trataba de una sorpresa). Era una mañana perfecta. Hacía frío, pero lo justo y me disponía a pasar un fin de semana apartado de la rutina y perdido cerca de la sierra madrileña.

Cogí el tren tras una larga pero agradable espera. Después de un par de trasbordos y casi dos horas después, llegué a mi destino: San Lorenzo del Escorial. Una localidad que desde hace quince años no visitaba y es que la última vez que lo hice era de la mano de mis padres. Siempre había tenido curiosidad por volver y disfrutar de los detalles que de niño ni siquiera pude percibir. Adentrarme en su Monasterio, Patrimonio de la Humanidad y uno de los tesoros de Madrid que, por desgracia, considero que es un gran desconocido.

Entre las sorpresas del viaje, además del destino, se encontraba el alojamiento: frente al Monasterio. Un coqueto hostal que,aunque reformado en los años noventa, dejaba notar el paso del tiempo sobre él. Se trataba de un emplazamiento hogareño, cálido y confortable, aunque es cierto que poco se necesita para pasar una noche tranquila cuando se han estirado al máximo las horas del día intentando evitar perderse cualquier detalle de las calles del lugar.

Volviendo al Monasterio del Escorial, cabe destacar que se trata de un lugar único. Mandado construir por el rey Felipe II y diseñado por Juan de Herrera, fue el centro político de su imperio, donde organizó su palacio y biblioteca, así como su panteón. Una de los aspectos que más me llamó la atención fue la cantidad de pinturas que se pueden encontrar en sus pasillos, desde El Greco hasta Tiziano, pasando por Velázquez, El Bosco o Patinir entre otros. Y es que Felipe II era un formidable coleccionista de arte. Encontrarme en la Cripta Real rodeado por los sarcófagos en los que se encontraban los resto de reyes como Carlos I, Fernando VII, Alfonso XIII o Isabel II fue otro de los detalles que igualmente más me impactó.

Muy curioso me resultó también el poco aprovechamiento que desde el punto de vista comercial y turístico se hace de la localidad. Un lugar con ese patrimonio debería saber sacar partido a su condición de interés cultural. Apenas zonas de descanso, actividades culturales, cuidado de las calles... Lo cual me lleva a pensar, como en otras ocasiones me he planteado, que Madrid no se valora lo suficiente. Una comunidad con el potencial, los lugares, el patrimonio y la naturaleza viva que aún posee no puede basarse única y exclusivamente en la explotación de una ciudad, capital del Estado, que por egoísmo y comodidad aspira a concentrarlo todo, aunque ello provoque la asfixia y dejadez de lugares interesantes y desconocidos para gran parte de la población de esta comunidad.

Sin duda, quizás por mis raíces establecidas en un pequeño pueblo castellano, considero que es muy enriquecedor "escapar" de la gran urbe cuando se tiene ocasión de ello para disfrutar de lugares, parajes, patrimonio cultural y natural y aprovechar para descubrir todo lo que la gran ciudad nos oculta, todo lo que la cotidianidad y la comodidad nos aleja aun estando a poco más de 40 kilómetros.

lunes, 4 de noviembre de 2013

Las caras nuevas en el campus

Reflexión sobre el artículo "Las caras nuevas del campus" (20 minutos).
Publicado el 24 de septiembre de 2013. Autor: R.S. suplementos@20minutos.es.

Imagen de una manifestación de la Marea Verde.
En este artículo publicado en el diario "20 minutos" el martes 24 de septiembre de 2013 (Año XIV. Número 3106) apreciamos una información sobre una realidad que día a día apreciamos en las aulas de nuestra facultad y que no es otra que el incremento de los alumnos y alumnas de edades superiores, así como amas de casa, inmigrantes y trabajadores debido a la crisis laboral existente en nuestro país. Forzadas por la alta tasa de desempleo, sobre todo juvenil (que supera el 50%), gran número de personas ha decidido ampliar su formación con una carrera o un máster, pues según datos oficiales el número de desempleados es menor entre aquellos que poseen mayor formación. Esto ha sido facilitado por la ampliación de los espacios virtuales que vivimos hoy en día y que permiten a jubilados o padres de familia cursar sus estudios a distancia, siendo estos compatibles con sus obligaciones.

Sin embargo y a pesar de que el artículo no hace referencia a ello, no debemos olvidar que el número de universitarios total se ha visto mermado en varios miles de personas en los últimos años debido al considerable aumento de las tasas universitarias, mayor aún si cabe en la Comunidad de Madrid. Esto provoca que el perfil del estudiante que acude a la Universidad se esté modificando desde hace unos años a su vez que el número se ve reducido sin que ninguna medida/propuesta educativa o política tenga resultados.

Teniendo en cuenta dicha subida de tasas y los recortes en las cuantías y número de becas, en unos años posiblemente encontremos un artículo con el mismo título -Las caras nuevas en el campus- pero que no se referirá a estudiantes de mayor edad, amas de casa o jubilados, sino que las caras que encontraremos en la Universidad sean las de la élite, personas pudientes, adineradas y con la capacidad económica de acceder a la formación.

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